Vila Coll, Xavier
Ven, siéntate. No tengas miedo. Gracias por aceptar mi invitación, te preguntarás porqué te he hecho venir. No, no te preocupes, no pasa nada. Permite que me presente: me llamo Ted Harris y estoy condenado a muerte por el asesinato de cinco mujeres. ¿Asustado? No temas, eso pasó hace mucho. Además, aquí estás a salvo. Entre estas paredes no puede ocurrirte nada. Deja de mirar atrás, por favor. Nadie va a acudir en tu rescate a menos que te ponga la mano encima, y eso jamás va a suceder. Necesito que me escuches, que tomes nota y transmitas mi historia para que así el mundo conozca lo que ocurrió durante los años que a asesiné a esas mujeres. No lo hacía por capricho, tampoco por placer. Lo hacía por necesidad. Cuando termine mi relato, tal vez puedas comprender el porqué. Quiero que conozcas toda la historia desde el principio y los hechos que me convirtieron en lo que soy. Quiero que te pongas en mi piel por un momento y que, en cierto grado y aunque parezca imposible, empatices conmigo. No con el cruel asesino que fui y quizás siga siendo. Deseo que descubras el niño que un día sufrió lo inimaginable y más, el adolescente que no encontró su lugar en una sociedad construida a base de mentiras y el adulto recién estrenado que se enamoró de forma casi irracional de la mujer más maravillosa del mundo. Hecho que, sin saberlo, significaría su condena. Mañana van a ejecutarme, como ya te expuse en mi carta. Hablar contigo es mi última voluntad. ¿Aceptas?