McMillan, Terry
Zora y Franklin tienen poco más de treinta años, y son negros y ambiciosos. Cada uno, a su manera, quiere mucho más de lo que la vida habitualmente ofrece a gente de su raza y clase social. Él es alto, muy atractivo, sin estudios formales pero autodidacta, y espera tener algún día su propio taller de muebles de artesanía. Entretanto, vive como puede de trabajos en la construcción y, tras el fracaso de su matrimonio, ha optado por una suerte de solitario celibato con aventuras ocasionales. Hasta que conoce a Zora. Ella es guapa e independiente, ha estudiado en la universidad, enseña música, y va camino de convertirse en una destacada intérprete y compositora. Tiene también algún que otro fracaso sentimental a sus espaldas, y un secreto que teme confiar a los hombres que podría amar: es epiléptica. Y quiere encontrar el amor, aunque éste venga sin un título universitario, e incluso sin empleo fijo.