Pierce, Blake
Se encuentra el cadáver de una mujer en los maizales de Nebraska, atado a un poste, víctima de un asesino perturbado. No pasa mucho tiempo antes de que la policía caiga en la cuenta de que hay un asesino en serie que está suelto—y que la matanza no ha hecho más que empezar. A la detective Mackenzie White, joven, decidida, más preparada que los hombres chapados a la antigua de su comisaría local, le encargan con cierta reticencia su resolución. Por mucho que los demás agentes odien admitirlo, necesitan de sus ideas jóvenes y originales, que ya han logrado solucionar casos sin resolver que les han dejado sin palabras. No obstante, este caso demuestra ser un rompecabezas imposible hasta para Mackenzie, algo con lo que ni ella—ni la policía local—se ha topado jamás. Cuando llaman al FBI, comienza una gran persecución conjunta. Mackenzie, sacudida por su propio oscuro pasado, sus relaciones fallidas, y la innegable atracción que siente por el nuevo agente del FBI, se enfrenta a sus propios demonios al tiempo que la persecución del asesino le lleva hasta los recesos más oscuros de su mente. A medida que se adentra en la mente del asesino, llegando a obsesionarse con su psicología perturbada, se da cuenta de que el mal, sin duda, existe. Solo espera que no sea demasiado tarde como para librarse de él, mientras toda su vida se desmorona a su alrededor. Cuando aparecen más cadáveres y, a consecuencia de ello, comienza una frenética carrera contra el reloj, no hay otra salida más que encontrarle antes de que mate de nuevo.