Eslava Galán, Juan
Conviene ponderar qué hay de exactitud en ese título para que el lector sepa lo que va a ofrecerle. La aproximación que efectúa Eslava Galán no gustará a los historiadores profesionales, porque falta el rigor científico que éstos exigirían. No se trata de que la obra esté mal documentada que no lo está, en general sino que abunda en explicaciones primarias, con una fuerte carga de protagonismos personales. Entiéndase esto como simple aviso, y no como valoración negativa a priori, porque ésa es una decisión del autor, que no pretende competir con el analista académico ni dirigirse a una elite: no es una historia para aulas, sino para el gran público. Asumida esa premisa, es de justicia admitir que el autor conoce perfectamente su oficio: aquí podrá encontrarse una narración vibrante, plena de ritmo, trufada de diálogos más o menos fidedignos, con una estructura de capítulos breves que, más que leerse, se devoran. No es sólo cuestión de amenidad, sino de la habilidad para llegar al lector con la pincelada sentimental, el detalle cómico en momentos dramáticos y la crueldad omnipresente. Eslava Galán, sin necesidad de subrayados groseros, sabe transmitir la angustia y desolación del momento, hasta el punto de que esa sintonía con el latido humano de la contienda es el hilo conductor más evidente de su mirada