Shaw, Ian
Edición de Ian Shaw
Esta obra describe el nacimiento y desarrollo de la inconfundible civilización de los antiguos egipcios desde sus orígenes en la Prehistoria hasta su incorporación al Imperio Romano. En 1961, basándose en los datos textuales y arqueológicos disponibles entonces, sir Alan Gardiner ofreció una imagen fresca y detallada de la historia de Egipto en su "Egypt of the Pharaohs" [edición española: "El Egipto de los faraones", 1994]. La obra de Gardiner se centraba sobre todo en la actividad de los reyes, los gobiernos y los grandes funcionarios a lo largo de los siglos, desde el comienzo del Período Faraónico hasta la llegada de los ptolomeos. En cambio, la "Historia del Antiguo Egipto" no sólo se ocupa de los cambios políticos, sino también del desarrollo social y económico, de los procesos de cambio religioso e ideológico y de las tendencias de la cultura material, ya se trate de los estilos arquitectónicos, de las técnicas de momificación o de la fabricación de cerámica. El mayor alcance de esta imagen histórica se basa en la nueva documentación disponible, que ha comenzado a aparecer cuando los arqueólogos han empezado a estudiar y excavar ciertos tipos de yacimientos despreciados anteriormente.Cada capítulo describe y analiza una fase concreta de la historia del Antiguo Egipto. Los autores destacan la secuencia principal de los acontecimientos políticos, cuyos restos han sobrevivido en diverso grado en los textos. No obstante, utilizando de telón de fondo el auge y caída de la dinastía reinante, también estudian los patrones culturales y sociales del período, incluidos los cambios estilísticos acaecidos en el arte y la literatura. Esto les permite comparar y contrastar fases puramente políticas con restos arqueológicos y antropológicos que engloban desde los cambios de estilo de la cerámica hasta las tasas de mortalidad humana. Cada autor intenta profundizar no sólo en cuáles son los factores del cambio cultural en los distintos momentos de la historia egipcia, sino también en por qué algunos cambian con más rapidez que otros y permanecen sorprendentemente estables en momentos de malestar político. No obstante, todos los capítulos están marcados por la irregularidad de los datos arqueológicos existentes, lo cual implica que algunos yacimientos y períodos pueden ser estudiados recurriendo a una inmensa variedad de fuentes, mientras otros sólo pueden ser reconstruidos de forma provisional debido a la carencia de ciertos datos (originada por una mala conservación, una mala técnica de excavación o una mezcla de ambas). Dado que cada período de la historia de Egipto es el resultado de la suma de la arqueología y los textos, cada capítulo de esta obra refleja de forma directa esa abundancia o escasez de documentación. Por esta misma razón, las diferencias de estilo, énfasis y contenido que se aprecian entre los distintos autores encuentran su origen principalmente en la naturaleza de las pruebas con las que están tratando.Si bien la secuencia de los capítulos adopta la forma de una progresión histórica relativamente lineal, desde el Paleolítico hasta la época romana, cada sección contiene puntos de vista críticos sobre cada fase, que en ocasiones ponen en entredicho su consideración como unidades cronológicas independientes o estudian si existen en la cultura material tendencias más amplias que trascienden (e incluso se enfrentan) al marco político observado. Por ejemplo, en uno de ellos se menciona que el inconfundible descenso en el tamaño de las pirámides a partir de la IV Dinastía no necesariamente significa un descenso del poder real, como la mayoría de los historiadores asumen, sino que por el contrario puede ser un indicio de un uso más eficaz de los recursos a finales del Reino Antiguo y durante el Primer Período Intermedio.El ritmo de los cambios en aspectos de la cultura egipcia como la arquitectura monumental, las creencias funerarias y la etnicidad no estuvo ligado necesariamente al ritmo de los cambios políticos. Cada autor de este volumen ha intentado dilucidar los factores subyacentes a los cambios sociales y políticos y describir, sin olvidarse del peligro que supone la distorsión y parcialidad de la arqueología y los textos, el aspecto versátil de la cultura egipcia, desde los detalles biográficos de los individuos hasta los factores sociales y económicos que influyeron en la vida de toda la población.