Giovanni, José
Manu, el aventurero que ha encontrado la fortuna, debe afrontar un salvaje duelo a muerte bajo el sol abrasador de Córcega. Es un duelo absurdo, sin sentido aparente. Había liberado a la mujer que sus retadores prostituían, y para conseguirlo había tenido que matar a los dos perros guardianes. Y no le retaban por la mujer, por haberla liberado, sino por la muerte de los perros. Porque éstos eran valiosos y a ella, a la dulce muchacha de la que Manu se había enamorado, la consideraban poco menos que basura.