Weeks, Brent
La vida en los bajos fondos de Cenaria puede ser muy dura y peligrosa. Azoth, un joven huérfano que no ha conocido otra cosa que el miedo, sabe que en la calle solamente sobreviven los más fuertes, los más rápidos, los menos inocentes. Cuando el jefe de su propia banda amenaza su vida y la de sus escasos amigos, Azoth decide ponerlos a salvo de la única forma a su alcance: aceptando el camino de las sombras y convirtiéndose en aprendiz de Durzo Blint, el mejor ejecutor del mundo. Aunque aprender el amargo oficio de Durzo le exigirá enormes sacrificios, porque comparar un ejecutor (maestro del disfraz y del combate dotado de magia) con un asesino corriente sería como comparar un tigre con un gatito. Azoth se ve obligado a renunciar a sus amigos, a borrar su pasado, a adoptar una nueva identidad con el nombre de Kylar y a emprender un duro entrenamiento –en el arte de las armas y la lucha, los disfraces, los venenos y el control de sí mismo– que, tal vez, también le enseñe que nunca se puede dejar todo atrás. El camino de las sombras nos transporta al oscuro mundo de Midcyru, a la corrupta ciudad de Cenaria que se debate en una lucha de poderes que abarca desde los palacios de la nobleza hasta los más sucios callejones, llenos de rateros, asesinos, prostitutas y ladrones, y dominados por una organización criminal llamada Sa’kagé. Sus muchos y variopintos personajes nos muestran con detalle el peligroso mundo en que se mueven, donde, con enemigos tanto externos como internos, Kylar y su maestro Durzo deberán emplear a fondo todas sus habilidades de ejecutor para sobrevivir.